"Estan en todas partes aunque en vano buscaríamos uno solo que se reconociera; si lo halláramos sería un original, por el simple hecho de enrolarse en la mediocridad. ¿Quién no se atribuye ninguna virtud, cierto aliento o un firme carácter?. Muchos cerebros torpes se evanecen de su testarudez, confundiendo la parálisis con la firmeza, que es don de pocos elegidos; los bribones se jactan de bigardía y desverguenza, equivocándolas con el ingenio, los serviles y los parapocos pavoneándose de honestos, como si la incapacidad del mal pudiera en caso alguno confundirse con la virtud... lo habitual no es el genio ni el idiota, no es talento ni el imbécil. El hombre que nos rodea a millares, el que prospera y se reproduce en el silencio de la tiniebla es el mediocre"*
Personas sin ideales, no tiene sueños, cualquier ambición de cambiar los desvela, toda innovación les causa pánico, rutinarios se limitan a repetir "más vale malo conocido que bueno por conocer". Aferrados al menor esfuerzo renuncian a pensar.
Se les ve asentir con la cabeza a cuanto otros afirman o, como el búho, ponen mucho cuidado pero no entienden nada y siempre están en desacuerdo por el hábito de llevar la contraria, vociferan con la intensidad de quien ofrece papas o fritanga. Algunos manotean y hasta asumen posturas de santo de procesión, como si los llevaran en andas convencidos de su inocencia. Realmente son inocentes, pero no por candidez sino por falta de madurez, aunque les pesen los años.
Como compensación utilizan el cuchicheo,se reúnen como chacales a devorar la víctima y hasta andan en manadas al amparo de las sombras urdiendo por las alcantarillas, infestando a otras para propagar la epidemia del chismorreo y la envidia.
Estos personajes se encuentran en todas las estancias, y cada día se fabrican más. Así muchos niños pasan por las aulas esperando ser promovidos sin ningún esfuerzo, adormecidos ni siquiera son factor de molestias en las clases, esperan el transcurrir para recibir un cartón que los acredite como bachilleres sin saber leer ni escribir, menos aún, pensar, son personas hacia el futuro sin actitud reflexiva, incapaces de proponer trasnsformaciones positivas, quedados únicamente en la crítica malsana y dañina sin ningún criterio.
El mundo, como lo expone la ley de la entropía, tiende cada vez a mayor caos, cada vez son más los mediocres y los mediocres cada vez se apropian más del mundo, y el mundo en manos mediocres no puede permitirse sino mayor deshonestidad, mayor corrupción, y de ellos salen las leyes y normas mediocres que permiten en el mundo cada vez más caos...¡así es el ciclo de la mediocridad!
Eduardoe
*José ingenieros, El hombre mediocre.
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